Me encanta el instante.
Ese instante antes de que empiecen a llover pedacitos de vos sobre el papel.
Ese instante en el que esos pedacitos se hacen dibujar cuál si fueran vivientes.
Y lo son, hasta que se quedan en un espectáculo quieto, que rato después me va a permitir navegar en tu manera de sentir para fusionarla con la mía y crear algo.
Algo que va a ser mío pero también tuyo.
Algo de los dos.
Quien escribe, siente.
Quien lee, también.