Viva con sentido de urgencia.
Ame como si corriera peligro su relación.
Trabaje como en los primeros días, con la inseguridad como motor.
Salga a caminar a la calle, como si la pared le empujara hacia la espada.
No deje que la constancia le gane.
No permita que el hábito drene su interior.
Sino, llegará el día en el que su relación habrá sido historia, el trabajo se le habrá ido y encontrará la espada afilada dentro de su corazón.
Allí sentirá dicha urgencia.
Pero el hábito se habrá vuelto rutina y en sus manos solo encontrará lamentos.
Y esas ganas que ahora hacen erupción dentro suyo ante la inminente pérdida, le harán preguntarse ¿no debí haberla abrazado más?
Pero será tarde.
Así que tome este consejo y abrácela más.