“Tiempo sobra, vida falta” esas cuatro palabras que escuché un montón de veces, vuelven a hacerme ruido, pero esta vez les encuentro un poco más el sentido.
Estás ahí pero es como si no lo estuvieras, transitando una rutina monótona en la que te privas de tanto. Te da terror el dar y no recibir, no saltas, la caída te da pánico, no vivís porque te podes romper. Deberías comenzar a escuchar lo que sentís, porque así como nadie calla al miedo, el miedo nos calla a todos.
Tenes tu paracaídas esperándote en el abismo, y podes saltar, pero no tenes apuro porque lo podes dejar para después.
¿Qué pasa si no hay después? Fijate que después capaz no se abre, así como el café se enfría, el tiempo se va, se va y no vuelve. Lo mismo pasa con las personas, que sin notarlo cuando queremos acordar ya no están, no van a volver, pero por miedo te privaste a disfrutarlas.
Hay tiempo, no tenes apuro, se te va la vida y no la vivís. Aprovecha el abismo, oprimí ese miedo que tanto te ha reprimido, no podes perder, lo más grave que puede suceder es aprender.