Y el amor es así, incontrolable.
Uno puede autoinducirse a creer que escapó de su zona de influencia, que superó todas las barreras y salió de todos los pozos, pero de nada servirá.
Allí se encontrará usted más tarde que temprano, en cualquier esquina mirando por el retrovisor como se acerca nuevamente a desconcertar todas sus certezas, a remover viejos sueños y a enamorar besos que parecían sepultados.