Libertad de tribuna

Con libertad, ¿no ofendo ni temo?

Otra vez hablando de actualidad, disculpen los pocos lectores de este minúsculo espacio, hay días que no encuentro acomodo en la almohada ni la ducha ofrece buena acústica, en mi casa ya no me escuchan y no quiero perder a mis amigos. Por eso escupo aquí lo que pasa por mi cabeza. En fin, el tema de estos días, sin entrar en minucias, ronda la libertad de expresión. Y mi enfoque me gustaría hacerlo en cuán dispuestos estamos a aceptar el concepto y defenderlo, sin importar a quién se le esté cercenando.

Ya todos sabemos que días atrás en una columna radial, un personaje humorístico hizo una canción insultando, lanzando barbaridades y riéndose de la gente de Rivera, algo que evidentemente ofendió a un montón de gente y eyectó de sus asientos a otro montón para defender la posibilidad de este columnista de hacer humor, y más importante, de hacer uso de la libertad que supuestamente todos los ciudadanos, occidentales al menos, tenemos para expresarnos. Hasta aquí no dista de cualquier semana en los medios, lo que despertó, gratamente creo yo, en algunos, es el debate más profundo sobre el derecho a expresarse libremente, que viene directamente relacionado con el derecho a pensar. Sin uno, no existe el otro.

Algo que cambió un tanto es que, en comparación con la mayoría de estos casos ocurridos en los últimos años, quienes quedaron parados en el lado defensor de alguien que ofendió a un grupo minoritario, fueron los que se ubican (disculpen, yo mismo odio dividir constantemente el país en dos mitades, sabiendo que el paisito es mucho más heterogéneo, pero tomémoslo como una libertad a la hora de escribir para quitarle tedio. Tedio que estoy agregando con este paréntesis horriblemente largo) en el lado más progresista e inclusivo socialmente hablando. Muchos de ellos hoy están defendiendo el mismo humor, en este caso, que criticaron en otros, solamente porque quien lo dijo está «más cerca» ideológicamente de ellos.

Y por el otro lado, quienes hace años protestan, aludiendo una supuesta censura a pensamientos de corte conservadores, incluido el humor, están hoy pidiéndola para con un periodista que hizo un chiste. Bueno o malo, fue un chiste y contrario a lo que están queriendo hacer parecer, no mató a nadie. No desmerezco el dolor inconmensurable por el que habrán pasado los Riverenses y los legisladores que se manifestaron en contra de la exposición de este tipo de expresiones artísticas y pidieron sanciones duras, en otras palabras, censura a previa a futuros humoristas. Pero repito, fue un chiste.

Si en estos casos, no ven lo estúpido que es «barrabravisar» y polarizar la vida, y cuán antidemocrático es criticar algo solo cuando afecta a los míos, no sé qué podría hacerlo. Hagan el ejercicio, piensen en los peores conceptos que consideren que tiene su «adversario» y cuestionense si estarían dispuestos a salir a marchar en caso de que le cercenen la posibilidad de expresarlos. ¿Pelearían por su libertad?
En el caso que lo hicieran, felicitaciones, creen en la libertad de expresión. En el caso que no, felicitaciones, están a favor de la censura.

Lo que intento defender, desde la comodidad de mi hogar y la libertad de mi cerebro, es la posibilidad que todos tenemos para podamos decir lo que queramos, que a su vez es a priori lo que creemos que está bien. Todos respetamos a la justicia y la justicia es bien clara a la hora de defender dicho derecho. Además que nadie está a favor de censurar sus propios pensamientos, mucho menos de limitar arbitrariamente qué se puede decir y qué no.

Es difícil, no sé que pasaría si mañana en la radio hacen un chiste riéndose de mi madre, pero por algo las leyes no son hechas por las víctimas. Yo debo defender el derecho a alguien a decir lo que sea, aún así reírse de mi madre, más aún en una época donde tenemos el magnífico poder de cambiar de canal, cambiar de radio, dejar de seguir, bloquear, etc. Dejen que la gente diga lo que quiera, especialmente cuando les hierva la sangre el contenido, porque sino el día de mañana sufrirán la censura y entenderán que la libertad no es amplificar creencias propias, sino por el contrario, es proteger las ajenas.

Publicado por ferla

Un muchacho con ganas de escribir.

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