El activo más valioso

Por momentos es difícil concebir y tener idea del tiempo. Aún más al ser joven, por más contradictorio que parezca. Uno pensaría que en el periodo que una mayor cantidad de cambios físicos y mentales de fácil notoriedad, se manifiestan, se podría percibir mejor el curso del tiempo, pero quizás tanta revolución sea la responsable de entorpecer el entendimiento del flujo temporal.

Palabras finales

Terminé otro libro. Quizás ahora esté uno más cerca o uno más lejos. Creo que así es la vida, nunca se sabe si se está acercando o alejando. Caminar es leer un libro y moverte hacia un punto predeterminado, es acortar el montoncito de hojas color sepia que se ubica sobre el lado derecho, si se utiliza como centro el lomo del libro.

Como las galletitas

Una vez, cuando tenía cinco años, vi a mi tío comiendo unas galletitas con mucha pinta. Le pregunté qué estaba comiendo, para ver si lograba pescar alguna de esas delicias. Me comentó que se trataba de sus galletitas favoritas, las más ricas del mundo. Miré el paquete y noté que quedaba una, por lo que mi cara se apagó. Pero los tíos son maravillosos y siempre hacen lo que sea por iluminar –aunque sea por un ratito- la cara de un sobrino, por lo que me cedió la última.

One-shot

Solo se escuchaban pasos débiles a la distancia. Entre los silencios del pentagrama, muy lejanos, muy intermitentes, aparecían de vez en cuando. Pero, mientras tanto, silencio. Silencio, nada más bello que cerrar los ojos, recostarse en el mostrador y reposar la cabeza entre los brazos cruzados, forzando al mundo en convertirse en una simple memoria.