La angustia se apoderó de mi cuerpo. Esos momentos en los que a uno le gustaría que la vida fuera más simple, menos de mierda, esas ganas de que alguien decida por nosotros para lavarnos las manos ante eventuales –y obvios- finales infelices.
Encuentre aquí ocurrencias. Quizás le gusten, en caso de no ser así, disculpe la molestia.
La angustia se apoderó de mi cuerpo. Esos momentos en los que a uno le gustaría que la vida fuera más simple, menos de mierda, esas ganas de que alguien decida por nosotros para lavarnos las manos ante eventuales –y obvios- finales infelices.