Pastillas, alcohol, pucho, meditación… a todos les funciona algo distinto para calmar los ataques de pánico, pero eso es para cuando te acostumbrás a tenerlos. Una vez que interiorizas que este vas a ser vos cada tanto, todo empieza a ser un poco menos horrible. Darte cuenta de que, en verdad, estás bien. Sacarle el cuco a la terapia. Aprender que el psiquiatra no es para los locos y que, si lo es, estás un poco loco, y eso no está mal. Pero para esto tenés que pasar antes por una semana –como mínimo- de no saber qué carajo está pasando con vos. ¿Le cuento a mis viejos? ¿y a mis amigos? ¿esto se cuenta sin miedo?